El docente como puente entre la cultura académica y la vida cotidiana de los jóvenes universitarios
“Maestro y discípulo coinciden en trechos de la vida”
Alfonso Borrero Cabal, S. J
En la actualidad muchos de nuestros docentes universitarios están enmarcados en los modelos educativos tradicionales, lo que conlleva a pensar en que para ellos los postgrados, el cargo empresarial, el doctorado o el escalafón crean una raza aparte, merecedora de cierta cortesía natural. De modo que, se hace necesario que nuestros docentes universitarios tomen conciencia de los cambios a nivel del conocimiento, las profesiones y en el entorno académico. Así desconoce cuáles son los cambios curriculares, el sistema de saberes y las prácticas pedagógicas reales.
Cada vez es más grande la brecha entre la cultura académica desde la que enseñan los docentes universitarios, la vida diaria, en la que están inmersos los jóvenes. Los docentes continúan transmitiendo saberes desde el mundo lineal en el que se formaron y aprendieron, a unos jóvenes que reciben estímulos desde diferentes frentes, no lineales, y de distintos tipos. La universidad necesita tomar conciencia de estas transformaciones que deberá asumir en la docencia para atender las nuevas necesidades que demanda la sociedad.
Los jóvenes frente a la influencia de culturas diferentes y estímulos tan diversos que reciben desde los medios de información requieren una educación más centrada en la reflexión y la argumentación. En este sentido, la universidad deberá asumir una posición crítica frente al conocimiento y a las tecnologías de información, de manera que propicie una transformación a fondo del sistema, en diferentes aspectos: Por un lado, en la reflexión sobre la necesidad de abordar nuevas formas de enseñanza que promueven el aprendizaje permanente, en el planteamiento de maneras diferentes de formar, actualizar a los docentes y recapitular la docencia como esencia de la universidad.
Por eso, es necesario que las instituciones cuenten con profesores que desarrollen una docencia ética que les permita apoyar a los jóvenes en el desarrollo de su autonomía, de su capacidad de aprender en forma independiente, de analizar, criticar, asumir posiciones y optimizar sus recursos. En otras palabras, docentes que hagan de su tarea, un proyecto de vida. Puesto que, en la medida en que esto no se lleve a cabo, nuestros futuros profesionales presentaran dos problemas: primero, creer que todo está dado y segundo, el de querer imitarlo todo. Hace falta entonces que nuestros jóvenes establezcan la certeza de que son posiblemente mucho más de lo que creen ser; y que pueden dar mucho más de lo que tienen.
En este mismo sentido, intentamos plasmar la importancia de la conciencia que debe tener el docente en su práctica educativa, insistir que la reflexión y la argumentación son dos elementos de partidas primordiales en el desarrollo comunicativo entre el docente y el estudiante. Es cuestión de habilidad por parte del docente captar la realidad educativa tal cual se presente -sí- la del medio sociocultural. Quiere decir que, el objetivo es de capturar con la mayor sutileza cada uno de los factores que intervienen de modo lineal o no lineal en su verdadero valor, sin romper la estructura curricular ni lineamientos educativos, que con distinta importancia escalonan las formas principales y las formas secundarias del hecho educativo. Así, el rol del docente universitario es de conocer, analizar y comprender la realidad educativa que desde sus diferentes dimensiones, se presenta en la vida cotidiana de los jóvenes universitarios.
De ahí que el verdadero papel del docente, -tantas veces mencionado- es intervenir en dicha realidad mediante estrategias adecuadas para la enseñanza de contenidos a sujetos específicos en contextos determinados. De ese modo, el joven universitario entenderá el sentido de competencia, no de aquel muchacho que debe correr o avanzar más en el largo trecho de una carrera profesional; sino por el contrario, el de un joven universitario participe de los contenidos que se encuentran en su contexto y que por ende le competen. Así, se logra que el estudiante no sólo entienda y comprenda; sino que, se apropie de los problemas y les brinde posibles soluciones; para que a partir de ahí, deje de creer que todo está dado y el de querer imitarlo todo.
Por otro lado, es adecuado admitir algunas características con las que cuenta la universidad. Pensamos en ella fundamentalmente como un espacio de construcción de significados y sentidos, como una micro-sociedad en la que se tejen todas las relaciones sociales desde diferentes ángulos tales como pueden ser: el amor, el odio, las disputas por el poder y el dominio, el protagonismo simbólico, el silencio, el respeto por el otro y la violencia física.
Ahora bien, pensemos en la universidad como un espacio de argumentaciones en el que se intercambian discursos, comunicaciones, valoraciones éticas y estéticas; en síntesis, un espacio de enriquecimiento e intercambios simbólicos y culturales. Lo importante aquí es que los profesores proporcionen un lenguaje y una estrategia para llegar a sus estudiantes, de esa forma mejorar sus esfuerzos en la enseñanza para lograr una mayor autonomía.
Cualquier diseño curricular, sin importar la institución, debe tener en cuenta la complejidad propia de los procesos de construcción del conocimiento y la aplicación de la misma; no sin antes olvidar la diversidad del joven (diversidad de los grupos humanos, su realidad dentro del aula, institucional y sociocultural-contextual). Por eso, uno de los grandes errores del docente es pensar que enseñar es sólo una cuestión técnica, memorística y mecánica. Surge entonces la inquietud ¿Qué les dejaríamos a nuestros estudiantes?
Todos podemos entender que la argumentación es un tipo de exposición que se propone defender con razones una idea que se pretende probar. Pero, ¿Por qué hablamos de argumentación en este artículo? Es el recurso más efectivo para comprobar que ese joven realmente esté cumpliendo con el cometido de apropiación en los conocimientos. Es entonces cuando el estudiante argumenta cualquier problemática a partir de elementos con los cuales él se sienta identificado, solamente encontrado en su diario vivir.
Luego, surgirá un estudiante “que sabe hacer” buen uso de sus conocimientos. Futuros profesionales capaces de construir sociedad a partir de las necesidades comunes, comprometidos con la participación activa en ella e interesados por el pensamiento crítico auténtico. El objetivo fundamental de nuestros profesores universitarios sea; el desaprendizaje tradicional, mediante el estímulo de capacidades y el desarrollo de habilidades. La vida universitaria transcurre, pues, en la complejidad del entretejimiento de una doble realidad: el ancestral método de enseñanza acostumbrado por una considerable población de profesores universitarios y las verdaderas necesidades de aprendizaje de los jóvenes a cargo de su contexto circundante.
Queda claro entonces, que no se nace sino que se llega a ser profesional, en la medida en que se aprenda a vivir en un espacio que brinde las garantías posibles de aprendizaje autónomo e integral. Esto implica contar, entre otras cosas, con docentes preparados de acuerdo con las exigencias y avances científicos y tecnológicos. Para que de esta manera, puedan contribuir oportunamente en la formación de personas competentes en el buen uso de la razón, de lo que debe ser, del saber hacer y por ende del saber hablar.
Finalmente podemos decir que el docente, como puente entre la cultura académica y la vida cotidiana de los jóvenes universitarios, es en últimas, un guía en el que se va perfilando una direccionalidad: la de enseñar a vivir con sentido, es decir, enseñar a pensar. No se trata de saberlo todo, pero sí comprender que lo que se viva tenga sentido. Y no que, por el contrario, existan seres enajenados de sus propias costumbres y tradiciones, analfabetas funcionales o, si se quiere, desinteresados por el pensamiento crítico-argumentativo-auténtico-analítico-reflexivo.
Quintero, Laureano Coral. COMPONENTES LINGÜÍSTICAS “Formas Expresivas del lenguaje: exponer y escribir” Tercer Congreso de Pedagogía conceptual.
Alfonso Borrero Cabal, S. J “El maestro de hoy”
Parra Chacón, Edgar, MEDIADORES COGNITIVOS EN EDUCACIÓN SUPERIOR, Investigación de didácticas para pensamiento crítico. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias, julio de 2006.
Castro Parra, Maria Luzdelia. Prácticas docentes en el contexto didáctico, (módulo).