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El juego simbólico: aprendizaje de autorregulación

María tiene 5 años, lleva confinada un mes y hoy como todos los martes a las 11.30 de la mañana se conecta con su profe Isa, junto a sus compañeros y compañeras de clase. Su madre está más emocionada que ella porque piensa que esto le animará el día y si se conecta los primeros minutos sus ojos brillan y sus labios muestran una mueca de alegría pero a medida que pasa el tiempo, María pierde el interés, su mirada busca juguetes o compañía física cercana; a sus compañeros y profe los ve como una imagen lejana que no forman parte de su aquí y ahora, de su tiempo y espacio… la madre hace un esfuerzo para que se mantenga sentada en la silla y siga los juegos que con mucho cariño propone su profe, interrumpidos constantemente por las intervenciones espontáneas de los pequeños. Al final de la conexión: agotamiento de madre, alumnos y docente.

Se ha hablado mucho en ese tiempo de los dispositivos, las comunicaciones, aplicaciones… clases online muy enfocadas para secundaria o tercer ciclo de primaria pero ¿Qué ha pasado con los más pequeños?

La mamá de María pide tutoría con la profe, le pide ayuda y consejo porque la niña no quiere hacer  las múltiples tareas que se le envían, solo quiere jugar y -según su madre-, perder el tiempo.

Ahora paramos y reflexionamos este caso, muchos profes de estas edades tempranas y familias pueden que se sientan identificados: ¿Qué necesita María? ¿Qué necesita su familia para poder ayudarla? Ambos necesitan a una profesional, su profe Isa y en esa tutoría online le explicará sencillamente en qué etapa evolutiva se encuentra María, qué es el juego simbólico, la organización de un horario para respetar unas rutinas básicas y un ritmo a demanda de la niña y cómo crear espacios donde jugar libremente.

Dibujo de un niño después de jugar con varios niños, donde fueron todos piratas en un barco.
Dibujo de un niño después de jugar con varios niños, donde fueron todos piratas en un barco.

El juego simbólico es imprescindible en el desarrollo evolutivo de la persona y muy recomendable en estos tiempos que estamos viviendo con la covid19, por lo tanto, debemos ayudar a las familias a comprender este concepto y a estimularlo en los hogares.

En el libro “La  sesión de psicomotricidad, intervención en la práctica y su fundamentación” (2013) de mi querido y admirado Dr. Emilio Ginés Morales Cañavete define el juego simbólico en un capítulo entero porque es fundamental para nuestro trabajo de psicomotricistas y de ese capítulo extraigo lo siguiente:

“El juego simbólico sirve para asimilar e integrar la diversidad de emociones que vivimos en nuestro interior y no se apoya en una mente que piensa conscientemente sino en nuestra acción expresiva del instante.

En el  juego simbólico el niño expresa e interpreta la realidad que está viviendo a través del juego, sueña y crea una realidad paralela como un equivalente del rincón de la calma de los adultos, cuando se acaba del juego su alma sale más fortalecida” (Pág. 129)

Podríamos recurrir a autores claves y clásicos sobre las fases del juego del niño pero esta no es mi finalidad del artículo. Como maestra las claves prácticas para estimular el  juego simbólico en casa o en las aulas sería elegir un espacio con el niño, ofrecerle diferente material, cuando menos estructurado sea mejor como cajas, mantas, botes. Respetar su tiempo de juego porque es un espacio de creatividad. Interferir lo menos posible en su juego y solo entrar si el niño nos invita.

Es curioso que en este espacio temporal que se crea, el juego evolucionará y reflejará los diferentes estados de ánimo. Habrá días que el juego buscará menos movimiento motriz, imaginara que está en una playa. Otros días ese espacio será invadido por el caos o por la destrucción tan necesaria para luego construir, reconstruir y reinventarnos. Luego, otros días será un espacio sensoriomotor donde saltará una y otra vez buscando seguridad, dará vueltas como una croqueta buscando su equilibrio. Otras veces construirá una tienda de campaña donde se refugia y puede que juegue en el interior unos días sin salir, buscará protección y seguridad.

Si tiene compañeros en este viaje apasionante, hermanos en casa o compañeros en clase, terminarán buscando roles y funciones que surgirán de forma espontánea y el juego evolucionará del juego paralelo al cooperativo, se inventarán historias con inicio, desarrollo y final. A veces el niño o la niña puede decir que se aburra y no se le ocurra a qué jugar, el adulto le puede sugerir elegir un cuento, proponerle leer el inicio, luego cambiar el desarrollo y el final. Así poder llevarlo al juego. Elegir ser la protagonista y cambiar su destino.

Una niña dibuja después de jugar y donde se ha relajado creando una playa.
Una niña dibuja después de jugar y donde se ha relajado creando una playa.

Se le puede sugerir al niño o niña una representación de esa vivencia a través de un dibujo usando  el material que más le apetezca: ceras, lápices, papel continuo… podremos preguntar qué ha dibujado y si le apetece compartirlo con los demás para poder narrarlo. Luego, buscar con ellos matices para definir emociones que han sentido pero no saben cómo definirlas.

El adulto acompaña no juzga ni interpreta, acoge las diferentes propuestas del niño.

Así tal vez en la próxima conexión, María pueda enseñar uno de sus dibujos, narrar sus vivencias y compartirlas con sus compañeros o tal vez prefiera hacer un porfolio de esos dibujos y guardarlos en una caja de los tesoros.

Su madre comprenderá que no está perdiendo el tiempo durante el juego; porque está divirtiéndose, conociendo, sintiendo sus emociones y representar de forma gráfica sus emociones primero con dibujo y luego ese dibujo se convertirá en escritura espontánea (pero esto será en otro artículo). Entonces la profesora Isa sentirá que está acompañando a sus alumnos y a la familia desde la distancia.

A continuación profundizamos en el concepto juego simbólico y en cómo lo trabajamos en el aula para que puedan en el confinamiento trasladarlo a su hogar.

El juego simbólico en nuestro currículum de educación infantil, de 3 a 6 años, aparece recogido dentro de contenidos en una de las áreas, lenguajes: comunicación y representación como se cita a continuación en el Decreto 17/2008, de 6 de marzo, del Consejo de Gobierno, por el que se desarrollan para la Comunidad de Madrid las enseñanzas de la Educación Infantil.

“El lenguaje corporal ofrece al niño la posibilidad de mostrar sus emociones y su percepción de la realidad. Tiene que ver con la utilización del cuerpo, sus gestos, actitudes y movimientos con una intención comunicativa y representativa. La expresión corporal es expresión de relación, comunicación e intercambio con el exterior. Especialmente interesante resulta la consideración del juego simbólico y de la expresión dramática como modo de manifestar su afectividad y de dar cuenta de su conocimiento del mundo” Es muy interesante cómo el juego simbólico forma parte del desarrollo de los más pequeños, se refleja en las diferentes fases del juego por las que atraviesan.

El juego simbólico les ayuda a canalizar emociones, interpretar su realidad y su contexto más inmediato. Los docentes observamos el juego simbólico porque  nos dan pistas de su desarrollo cognitivo y la madurez, como se enfrenta a los conflictos en su vida diaria. Por eso, en las escuelas de la fundación Trílema -lugar donde trabajo- hemos apostado hace unos años por la metodología de rincones en las aulas de educación infantil. Ahora en un confinamiento los niños pueden trasladar este rincón a sus hogares para trabajar la autorregulación.

Los rincones son espacios limitados en el aula y cada espacio hay una propuesta de actividades individuales o en cooperativo para fomentar la autonomía de los niños, a estos espacios denominados rincones están vinculados con el curriculum y desarrollo evolutivo del niño, ejemplos de rincones el simbólico, construcciones, artístico, entre otros; durante un periodo de tiempo determinado pasan por todos los rincones.

Nuestro rincón simbólico lo conocen alumnos con el nombre: “jugar a ser…” el material de este rincón es no estructurado: telas, cajas de diferentes tamaños, contenedores con diferentes objetos de la vida cotidiana como servilleteros, corchos, cucharas de madera… este tipo de material invita al alumno o alumna a crear. El rincón evoluciona con el tiempo debido a los intereses del niño o la niña y a la escucha activa del docente.

Un ejemplo de  observación en el aula a un grupo determinado les gusta mucho las telas y han jugado con ellas de forma individual y  sensoriomotora porque se han arrastrado con ellas por la clase, a continuación pasan a disfrazarse con estas telas y este juego evoluciona de forma cooperativa y espontánea. Cada alumno adquiere un rol donde representan a diferentes miembros de una familia y comienzan a narrar una historia de una familia cualquiera… al finalizar la actividad dibujan esa vivencia para narrar a los demás.

Material no estructurado para el juego simbólico.
Material no estructurado para el juego simbólico.

Mientras el docente observa y registra de forma sistematizada para conocer a cada uno de sus alumnos y tomar decisiones en el acompañamiento. Algunos de los criterios de evaluación son:

¿ Cómo se relaciona con el material?

¿Lleva la iniciativa del juego? ¿Se une al juego de otros compañeros?

¿Busca constantemente la ayuda de un adulto?

¿Cómo se relaciona con los compañeros?

¿Tiene preferencia por algún material concreto?

El docente con estas observaciones realiza una hipótesis de trabajo y toma decisiones en las propuestas del rincón del juego simbólico para acompañar a los alumnos o alumnas.

El juego simbólico es una propuesta de trabajo en aula donde el docente debe tener una formación adecuada para acompañar al alumnado desde la observación, registro riguroso y propuestas de trabajo donde se respeta los intereses del estudiante para acompañarle en su desarrollo cognitivo, emocional y motórico.

De esta manera, si hemos trabajado bien en el aula podemos ofrecer este rincón para que las familias lo vean como un rincón de la calma en tiempos de confinamiento, el docente asesorará y acompañará a las familias en la distancia y de forma virtual, como hemos visto al comienzo de este artículo con la profe isa y la alumna María.


Morales Cañavete, E. (2013). La sesión de psicomotricidad. Intervención en la práctica y su fundamentación. Madrid,editorial El Duende.

Benezon, Rolando O, Hemsy de Gainza,Violeta,Wagner, Gabriela (1997). Sonido, comunicación, terapia. Editorial Amarú.

Pellicer Iborra, Carmen. (2017) La evaluación del aprendizaje en educación infantil. Editorial Anaya.

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Azucena Vega Heiva
Licenciada en Ciencias de la Educación y diplomada en Magisterio Infantil. Actualmente trabajo como maestra en el colegio Sagrada Familia de Trilema en Madrid y colaboro en la formación y difusión de prácticas y estrategias innovadoras en la fundación trilema.

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