La Inteligencia Artificial en la educación: oportunidades, riesgos y las manos que la sostienen.
“La tecnología y lo humano se construyen mutuamente. Nuestra forma de estar en el mundo y de entender quiénes somos viene mediada por artificios técnicos. No existe humano sin tecnología. Ni existe revolución tecnológica que deje intacto el modo de ser humano.
Este principio vale aún más para la inteligencia artificial, una invención que podría convertirse en una de las más disruptivas de la historia precisamente por su superposición con lo humano, su impacto ontológico, su resonancia existencial. Lo que comenzó como logro técnico es cada vez más un asunto ético, filosófico y estético.
Por eso el debate sobre cómo debemos construir y gestionar la inteligencia artificial quedará incompleto mientras no se incorpore una dimensión humanística. Sin esta pieza, el proyecto tecnológico más importante de la historia instaurará una realidad descarnada y confusa, un espacio de vértigo como el que se vislumbra por momentos en la conversación pública actual, polarizada entre esperanzas infundadas y temores apocalípticos frente a la máquina.” — Pablo Sanguinetti, Tecnohumanismo.
La educación, en particular, vive un momento crucial en este proceso de transformación. Reflexionar sobre el papel de la IA en las aulas implica mirar tanto los beneficios como los riesgos.
La Infancia Digital: Entre el Potencial y la Prevención
La investigación de Bruno Sauce, publicada en Scientific Reports (Nature, 2024), aborda el impacto de las actividades digitales en el desarrollo cognitivo infantil. Sauce afirma que “los videojuegos pueden potenciar la inteligencia” siempre que se utilicen con un enfoque pedagógico adecuado, mientras que el consumo pasivo de vídeos tiene efectos ambiguos que dependen del entorno socioeconómico y la predisposición individual. Ante esta evidencia, surgen preguntas: ¿Cómo equilibrar entretenimiento y formación en un entorno digital saturado? ¿Prohibimos el acceso? La respuesta parece clara: no, educamos.
No obstante, no todo el contenido en pantalla tiene el mismo impacto. El término “cerebro frito”, popularizado recientemente, describe un fenómeno de sobreestimulación. Estudios de Harvard y King’s College advierten que el consumo excesivo de contenido superficial puede reducir la materia gris en áreas cerebrales responsables de la memoria y la regulación emocional. Michoel Moshel, investigador de neurociencia, subraya: “la saturación de estímulos altera las funciones ejecutivas y perpetúa la búsqueda constante de novedades”. ¿La solución? Educar en el uso consciente de la tecnología, no prohibirla.
Proyectos de Futuro: IA en las Aulas
En España, más de 60,000 estudiantes en Sevilla y más de 281,000 en Andalucía participan en proyectos prácticos sobre IA promovidos por la Consejería de Desarrollo Educativo (Europa Press, 2024). Esta iniciativa impulsa el aprendizaje colaborativo y el pensamiento crítico, demostrando cómo la IA puede ser una herramienta educativa poderosa cuando se utiliza con un propósito pedagógico definido.
La formación en IA también está revolucionando otros ámbitos, como el sanitario. Jiajie Zhang y Susan H. Fenton, en un estudio publicado en npj Health Systems, destacan la importancia de desarrollar habilidades metacognitivas en los futuros profesionales de la salud. La IA deja de ser un simple asistente para convertirse en una extensión de las capacidades humanas, mejorando diagnósticos y tratamientos personalizados.
La Otra Cara de la IA: Los Trabajadores Invisibles
Tras cada avance tecnológico existen manos humanas. La investigadora Milagros Miceli, del DAIR Institute, recuerda que “la IA necesita el trabajo manual y precarizado de millones de personas”. Estos trabajadores etiquetan datos, validan respuestas y verifican resultados para entrenar los algoritmos. Según Miceli, “los modelos funcionan mejor con datos pequeños curados por profesionales bien formados”, pero el sistema actual, impulsado por la reducción de costes, suele invisibilizar esta labor.
Brecha Educativa y Justicia Social
La IA plantea la necesidad urgente de incluir su enseñanza en las aulas para evitar una brecha educativa que afecte a los más vulnerables. Sin una preparación adecuada, los estudiantes podrían quedar excluidos de las oportunidades laborales y sociales emergentes.
El reto: preparar a las futuras generaciones para un mundo transformado por la IA sin dejar a nadie atrás. Esto requiere inversiones en infraestructura, formación docente y marcos éticos que prioricen el desarrollo humano.
Por eso…
La educación tiene la obligación de formar ciudadanos capaces de navegar en este nuevo mundo con criterio. La forma en que adoptemos esta tecnología determinará si nos lleva a un futuro de equidad y oportunidades o a uno de desigualdades y exclusiones. La inteligencia artificial será lo que decidamos hacer con ella: una herramienta para la emancipación o una fuente de dependencia.
La elección está en nuestras manos.
Referencias:
- Sanguinetti, P. (2023). Tecnohumanismo. Recuperado de https://tecnohumanismo.es/.
- Sauce, B. (2024). The impact of digital media on children’s intelligence while controlling for genetic differences in cognition and socioeconomic background. Scientific Reports [Nature].
- Harvard & King’s College (2022). Investigaciones sobre contenido digital y funciones cerebrales.
- Zhang, J., & Fenton, S. H. (2022). npj Health Systems.
- Miceli, M. (2023). Informe sobre trabajo de datos en IA. DAIR Institute.
- Europa Press (2024). Noticia sobre iniciativas educativas de IA en Andalucía. Recuperado de https://www.europapress.es/esandalucia/sevilla/noticia-junta-acerca-inteligencia-artificial-mas-60000-estudiantes-sevillanos-20241231122552.html.
- OpenAI (2025). ChatGPT (versión enero 2025). Respuesta generada para la consulta realizada el 3 de enero de 2025. https://chat.openai.com/chat.