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Por una escuela cONcienciada y formada: Un análisis crítico al informe del Comité de Personas Expertas

La irrupción de las tecnologías digitales, y en particular de la Inteligencia Artificial (IA), plantea desafíos sin precedentes en la educación. 

En este contexto, el Informe del Comité de Personas Expertas para el Desarrollo de un Entorno Digital Seguro para la Juventud y la Infancia, encargado por el Ministerio de Juventud e Infancia, busca abordar los riesgos y oportunidades del entorno digital. 

Sin embargo, su tratamiento del ámbito educativo presenta carencias significativas.

La educación, una pieza clave que no puede quedar fuera

Durante más de 20 años, la llegada de Internet fue recibida con entusiasmo pero también con una alarmante falta de regulación y planificación (que si ahora pantallas digitales, que si ahora regalamos ordenadores, etc). 

Esta improvisación, que se tradujo en una integración tardía y fallida en la educación, no puede ni debe  repetirse con la IA

A diferencia de otras tecnologías, la IA va a afectar (ya lo está haciendo) de manera inmediata  a la sociedad en todos los niveles: económico, social, político y, por supuesto, educativo.

La educación no puede ser tratada como el patito feo en esta transformación; equivale a ignorar su impacto en las generaciones que tendrán que adaptarse a esta realidad (que no es nueva). 

No podemos permitirnos “marear la perdiz” mientras sus implicaciones avanzan a una velocidad que supera la capacidad de reacción de las políticas públicas actuales.

Sin mencionar la legislación, que es incapaz de adaptarse a todo lo que va surgiendo de un día para otro. 

La sección educativa del informe: entre lo anecdótico y lo insuficiente

El informe empieza a hablar de educación en la página 113, dedicando únicamente 23 de sus 217 páginas  (un 10%) a la sección 4.4, titulada “Educación” quedándose corta en profundidad y concreción. 

  • El apartado dedicado a la formación del profesorado no llega a media página (tres párrafos). Afirma que “la capacitación adecuada del profesorado es clave para introducir la AMI y las competencias digitales en la educación formal” (pág. 133), pero no ofrece directrices claras sobre cómo implementar esta capacitación de forma escalable y sostenible. 
  • La mención del marco “DigCompEdu” y de programas específicos en universidades como la de Barcelona o Huelva-UNIA no pasa de ser una descripción general. No se indica cómo estas experiencias pueden ampliarse ni cómo se podrían establecer programas nacionales sostenibles y escalables.
  • El informe no aborda cómo motivar al profesorado para que participe activamente en su formación en AMI (Alfabetización Mediática e Informacional) y CD (Competencia Digital).
  •  Sin incentivos claros, como la inclusión de estas competencias en los criterios de promoción profesional o reconocimiento económico, es probable que estas capacitaciones sigan siendo percibidas como opcionales o irrelevantes.

Por ello, se hace imprescindible: 

  1. Proveer un plan de acción claro, con objetivos, etapas e indicadores medibles.
  2. Establecer mecanismos de incentivo para la participación docente.
  3. Promover una integración pedagógica realista que trascienda la teoría y aborde la práctica educativa cotidiana.

Presencia limitada del profesorado en el comité

Es preocupante que el comité encargado de este informe no haya incluido de manera significativa la voz del profesorado. 

Aunque figuran tres personas vinculadas a la enseñanza no universitaria —Dña. Laura Cuesta Cano, profesora de Cibercomunicación y Nuevos Medios, que trabaja también en la formación a familias y centros educativos, Dña. Encarna Cuenca, presidenta del Consejo Escolar del Estado, y D. Javier Zarzuela Aragón, maestro de la escuela pública—, su presencia no garantiza una representación adecuada de quienes trabajan directamente en las aulas. 

El papel del profesorado parece relegado a un plano secundario, cuando debería ocupar un lugar central en cualquier propuesta educativa.

Contradicciones y sesgos en el análisis

El informe refleja una tensión constante entre la promesa de la tecnología educativa y sus posibles riesgos. Se observa:

Uso selectivo de evidencias científicas: El documento menciona riesgos como la pérdida de atención o la degradación del aprendizaje, pero omite estudios como los del informe PISA, que demuestran beneficios asociados a un uso moderado y regulado de la tecnología.

  1. Falta de conexión con directrices internacionales: No se integran recomendaciones clave de organismos como la UNESCO y la Unión Europea, que enfatizan la importancia de alfabetizar a las generaciones actuales en el uso crítico de herramientas digitales y de la IA.
  2. Desconexión entre diagnóstico y medidas: Mientras identifica riesgos como el ciberacoso y el sharenting, estos problemas no se reflejan en las medidas concretas propuestas.

Propuestas para un enfoque educativo transformador

La integración de la IA en la educación exige un enfoque integral, basado en evidencia y orientado a transformar el aprendizaje. Algunas recomendaciones clave son:

  1. Empoderar al profesorado: Implementar programas nacionales de formación continua que incluyan alfabetización mediática, pedagogía digital y gestión ética de la IA. Reconocer y recompensar estas competencias dentro de los sistemas de evaluación profesional.
  2. Definir el uso significativo de la tecnología: Superar el uso instrumental de dispositivos (leer un pdf o en una pantalla digital NO es usar tecnología en el aula)  para promover proyectos interdisciplinarios, simulaciones interactivas y actividades colaborativas que fomenten el pensamiento crítico.
  3. Legislar con responsabilidad y celeridad: Establecer marcos legales que regulen el uso de la IA en las aulas, protejan la privacidad de estudiantes y docentes y garanticen la transparencia de los algoritmos utilizados.
  4. Promover una ciudadanía digital crítica: Desde edades tempranas, incorporar al currículo competencias como la evaluación de fuentes, el respeto a la privacidad y la reflexión ética sobre el impacto de la tecnología.
  5. Evaluar y ajustar constantemente: Desarrollar mecanismos de investigación y evaluación que permitan medir el impacto de la tecnología en el aprendizaje y ajustar las políticas educativas según los hallazgos.

No hay tiempo que perder.

Si durante dos décadas se dejó a Internet desarrollarse sin una planificación estratégica adecuada, ahora no podemos cometer el mismo error. La educación no puede quedar al margen de este cambio: debe ser un pilar central en la integración de la IA y otras tecnologías, garantizando que las futuras generaciones estén preparadas para liderar en un mundo digital.

La integración de la IA en la educación requiere medidas inmediatas, responsables y basadas en evidencia. Es el momento de actuar con decisión para construir una escuela que forme ciudadanos digitales críticos, creativos y éticos.

La Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, conocida como LOMLOE, establece con claridad la importancia de desarrollar la competencia digital en todas las etapas educativas, desde la Educación Infantil hasta la Educación Secundaria Obligatoria. Este desarrollo, planteado tanto a través de contenidos específicos como de manera transversal, busca reducir la brecha digital y preparar al alumnado para los desafíos del siglo XXI.

La competencia digital, según la LOMLOE, implica el uso seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable de las tecnologías digitales en el aprendizaje, el trabajo y la participación social. Este enfoque incluye componentes fundamentales como la alfabetización en información y datos, la colaboración en línea, la creación de contenidos digitales, la seguridad digital y la resolución de problemas. Sin embargo, el informe analizado no refleja plenamente estos principios. 

Cualquier informe o recomendación que no refleje adecuadamente este enfoque corre el riesgo de contradecir los principios establecidos por la legislación educativa vigente.

El informe del Comité de Personas Expertas, aunque bien intencionado, necesita superar estas carencias y presentar propuestas que estén alineadas tanto con las directrices de la LOMLOE como con las demandas de la sociedad actual. 

La escuela debe ser un espacio donde las tecnologías digitales, incluidas la IA, se utilicen no como sustitutos de la interacción humana, sino como medios para enriquecerla. 

Solo mediante un enfoque crítico, reflexivo y con base en evidencia científica podremos garantizar que la educación sea un pilar central en la construcción de una ciudadanía digital responsable, ética y preparada para los desafíos del siglo XXI.

BIBLIOGRAFÍA.

Ministerio de Juventud e Infancia. (2024). Informe del Comité de Personas Expertas para el Desarrollo de un Entorno Digital Seguro para la Juventud y la Infancia. Recuperado de https://www.juventudeinfancia.gob.es/sites/default/files/noticias/Informe%20del%20comit%C3%A9%20de%20personas%20expertas%20para%20el%20desarrollo%20de%20un%20entorno%20digital%20seguro%20para%20la%20juventud%20y%20la%20infancia.pdf

OpenAI. (2023). ChatGPT (versión del 15 de julio) [Modelo de lenguaje de gran tamaño]. Recuperado de https://chat.openai.com/chat

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Luis Gómez.
Maestro de primaria con 25 años de experiencia. Especialista en Educación Física. Ha formado parte del equipo directivo de un centro público de educación infantil y primaria en Sevilla durante 12 años y ha coordinado proyectos como "El Deporte en la Escuela", "Creciendo en Salud" y "Coeducación". Es Director del Podcast IA y Educación. Entre sus aficiones se incluye el deporte, siendo además fundador de la Asociación Carros de Fuego, que facilita la participación de personas con diversidad funcional en pruebas deportiva como carreras populares, trail , triatlon y orientación.

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