La importancia del factor intercultural en los textos literarios desde una concepción levinasiana
Los docentes de Español como Lengua Extranjera (ELE) enseñan a personas con sensibilidades, pensamientos e historias diferentes y, por esta razón, ellos deben tener en cuenta la singularidad de cada discente para poder potenciar las capacidades de cada uno y profundizar en las que se necesiten. No obstante, no podemos olvidar que cada alumno es persona y, como tal, tiene una historia que contar; no es una máquina que estudia y pasa de curso o nivel, sino que es un individuo que aprende para poder socializar en este mundo y ser ciudadano justo, educado, inteligente e intercultural. Debemos acoger la cultura del Otro para conseguir entender cómo es y provocar así un diálogo intercultural, teniendo al texto literario como un posible mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El profesor de ELE a la hora de llevar a cabo su acción educativa, no debe preguntarse qué debe enseñar, sino cómo debe responder a la necesidad de saber del otro, de su alumnado, para poder planificar de manera correcta y conseguir que su alumnado consiga una buen competencia comunicativa intercultural (a partir de ahora CCI). Ante esto, cabe preguntarse: ¿Cómo puede el profesor de ELE llegar a conocer esa necesidad?
Educación intercultural y alteridad
Primero de todo, el profesor tiene que hacerse cargo del otro, es decir, acoger al alumno desde su singularidad y situación o circunstancia concreta para llegar a responsabilizarse de su aprendizaje, sin perder de vista la identidad de cada alumno, en palabras de E. Lévinas, su rostro (Lévinas, 1993), ya que cada uno representa una historia y vida diferente. Pedro Ortega, impulsor de la pedagogía de la alteridad bajo el pensamiento de Lévinas llama a todo lo anterior expuesto acción educativa:
Y la acción educativa […] empieza en la necesidad (pregunta) del alumno y continúa en el acompañamiento, ayuda y guía del educador como respuesta. La iniciativa […] la tiene […] el educando cuando solicita ayuda y acompañamiento en su formación personal; cuando, desde su “necesidad” y carencia, pregunta al educador en la esperanza de encontrar una respuesta de acogida. (Ortega, 2014: 39)
Asimismo, podemos afirmar que educar es responder a la necesidad concreta del otro que “vive, piensa y siente en un espacio y tiempo también concretos” (p. 42).
Por tanto, el profesor de ELE, cuando establezca la importancia del componente intercultural en el aula, debe asimilar que las culturas que se trabajen –en este caso, la española como meta y la propia del alumno–, no son las que interaccionan, sino que es el alumno, como estudiante singular y en su necesidad concreta, con la ayuda del profesor como mediador, quien debe reflexionar en el saber pedagógico; para esto, el docente deberá fomentar actitudes positivas para conocer, aceptar y acoger las singularidades culturales de la cultura meta (a partir de ahora CM) y, por ende, a los individuos pertenecientes a esa cultura porque, aunque se estudie una cultura extranjera, el profesor no puede reducir a cada individuo a una identidad colectiva –recordemos que cada uno tiene una identidad propia al tener una singularidad–. La interculturalidad, desde la pedagogía de la alteridad, no tiene otro objetivo que acoger, re-conocer y responsabilizarse del diferente a partir del respeto a su identidad cultural.
Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2006) se centra en dos principios que focalizan la importancia de la educación intercultural en el aula como instrumento para llegar a construir una sociedad en donde la inclusión y la tolerancia, entre culturas, se haga patente:
- La educación intercultural respeta la identidad cultural del alumno.
- Esta educación proporciona al alumnado conocimientos, actitudes y destrezas necesarias para su correcta socialización y, en consecuencia, llegar a un entendimiento entre individuos, grupos y naciones étnicas de diferentes culturas.
En definitiva, trabajar la interculturalidad en el aula de ELE, no tiene otro objetivo que la búsqueda de la negociación del significado: dos personas de culturas diferentes llegan a un acuerdo porque necesitan saber, conocer y aprender aquello que dice el otro. Debido a lo anterior, afirmamos que no hay un yo y un tú sin una relación de alteridad, es decir, el profesor de ELE debe apostar por una igualdad entre culturas y no por la supremacía entre ellas. Por eso, la posibilidad que presentamos en este artículo es el enriquecimiento del binomio intercultural y literario, tal y como señalamos a continuación.
Competencia Comunicativa Intercultural en los textos literarios
La literatura ha estado presente en los diferentes métodos de aprendizaje de una lengua; recordemos, por ejemplo, que en el método de gramática-traducción los textos literarios mostraban el uso de la lengua a seguir. Posteriormente, en los enfoques tradicionalistas –hasta los años sesenta– la literatura ha estado relacionada al concepto de cultura formal, en otras palabras, se presentaba a nivel formativo, contemplándose la CM con la mirada de la materna.
Fue con la llegada de la competencia comunicativa de Hymes cuando se empezó a crear un cierto vínculo entre lengua y cultura. Él comenzó a considerar la importancia de la cultura en el aula de lenguas extranjeras, aunque no quedó exento de críticas debido a la importancia que atribuyó al factor sociolingüístico en oposición al sociocultural (Byram, 1997: 8-9), ya que el campo lingüístico siempre ha sido importante; y no fue hasta finales del S. XX cuando se comenzó a reflexionar sobre el papel de la cultura –desde otra perspectiva diferente que no fuese la cultura formal– en la enseñanza de lengua extranjera, atribuyendo, así, que la causa de muchos malentendidos y dificultades en la comunicación no era consecuencia de la carencia de conocimientos lingüísticos, sino de falta de competencia sociocultural (Oliveras, 2000: 28) –aquella que genera lo que comúnmente llamamos, choque cultural–.
No obstante, nuestro objetivo no se centra en cuestiones socioculturales, sino interculturales, porque consideramos que este concepto abarca los conocimientos, habilidades y actitudes que todo alumno debe tener para relacionarse con personas de otras culturas, en otras palabras, logra un intercambio de comunicación que conlleva un acercamiento entre la CM y la materna desde una posición de igualdad. Para que esto se lleve a cabo, es necesario pasar de un enfoque informativo (saber) a uno formativo (saber ser). De acuerdo con Isisag (2010), el enfoque comunicativo no ha tenido en cuenta los grandes vínculos que lengua y cultura tienen, cayendo en el error de enseñar solamente la cultura extranjera, obviando la importancia que tiene el conocimiento de la propia cultura en la enseñanza de lenguas desde una perspectiva intercultural:
Convertir a las personas que aprenden una lengua en hablantes o mediadores interculturales capaces de introducirse en un marco complejo y en un contexto de identidades múltiples, así como de evitar los estereotipos que acompañan generalmente la percepción del otro al asignarle una única identidad (Instituto Cervantes, citado en Paricio, 2004, p. 4).
Una vez aclarada la postura actual, cabe plantearse qué conocimientos, destrezas y actitudes se pueden trabajar en el aula de ELE. Lasagabaster (1999) justifica la importancia de la literatura en el crecimiento personal del estudiante de LE porque considera que la literatura tiene un grado de “concienciación cultural”, del cual el discente puede beneficiarse a nivel personal, trascendiendo de su propia cultura para llegar a ser un ciudadano pluricultural. Además, el texto literario ayuda a reconocer los componentes o factores culturales de la CM para reflexionar y dialogar sobre los elementos culturales que no aparecerían en el aula de manera natural, por ejemplo, una situación comunicativa cotidiana. También, incorporar la literatura en el aula de ELE crea y fomenta el hábito lector y, como consecuencia, el desarrollo de la competencia literaria ya que un texto lleva a otro texto y, por ende, a otras realidades y situaciones que despliegan un sinfín de conocimientos que conectan con el aprendizaje intercultural, favoreciendo la CCI.
Por último, para desarrollar la CCI en el alumnado, el profesorado deberá tener claro ciertos objetivos:
- Desarrollar en el alumnado la competencia lingüística e intercultural.
- Prepararlos para una correcta socialización en nuestro mundo pluricultural, atendiendo a la singularidad de cada individuo y respetando su identidad cultural.
- Debemos hacerles entender la importancia de crear diálogos y reflexiones en donde la interculturalidad esté presente.
- Promover la búsqueda autónoma para que el alumnado adquiera interés y curiosidad en la CM.
Estos objetivos pueden llevarse a cabo a través de los textos literarios porque estos ayudarán a entender diversos códigos sociales y de conducta de la lengua meta. Un ejemplo de texto literario que podríamos llevar al aula, podría ser la enseñanza de cuentos populares en el aula de ELE debido a que la literatura que poseen es un vehículo de transmisión de valores, creencias y costumbres de una sociedad particular. Además, los cuentos populares pueden aunar pueblos de diferentes culturas a través de temas universales, entre otras características.
Conclusiones y prospectiva
Entender la enseñanza de lengua extranjera como algo meramente teórico y memorístico, puede dificultar la motivación de aprendizaje de esa lengua porque, rara vez, considera un estudiante que la mejor forma de aprender algo es a través de un aprendizaje poco motivador e interesante. La motivación juega un papel fundamental en la enseñanza ya que esta posibilita una mayor predisposición al contenido que se está aprendiendo y favorece al rendimiento académico. Por este motivo, es necesario que el profesor de ELE diseñe e investigue nuevos recursos que apoyen al proceso de enseñanza-aprendizaje, como es el caso de los textos literarios. No podemos olvidar que uno de los elementos más importantes de la enseñanza de lengua extranjera es la comunicación y, por ello, consideramos que el texto literario puede ayudar a crear esa comunicación, por medio del diálogo intercultural entre lo que se quiere decir (texto), lo que se sabe (docente) y lo que se comprende (alumno).
Sería interesante estudiar cómo los cuentos populares pueden generar este diálogo intercultural ya que son un género literario poco trabajado en ELE y estos podrían posibilitar un acercamiento a “la cultura de a pie” porque reflejan el asombro y el temor que siente el individuo ante diversas situaciones de la vida, dicho en otra palabras, enseñan valores positivos y negativos, estilos de vida y normas ético–morales de la sociedad cultural a la que corresponda.
BYRAM, M., 1997. Teaching and assessing intercultural communicative competence. Clevedon, Multilingual Matters.
ISISAG, K. U., 2010. The acceptance and recognition of cultural diversity in foreign language teaching. Academik Bakis, 4(7), 251-260. Disponible en: < https://dergipark.org.tr/tr/download/article-file/73972> [05 feb. 2021]
LASAGABASTER, D., 1999. Literary awareness in the foreign language classroom. Cultura y Educación, 14/15. DOI: https://doi.org/10.1174/113564002320516740. Disponible en: <https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1174/113564002320516740> [05 feb. 2021]
LÉVINAS, E., 1993. Humanismo del Otro Hombre. Madrid, Caparrós.
OLIVERAS, A., 2000. Hacia la competencia intercultural en el aprendizaje de una lengua extranjera. Estudio del choque cultural y los malentendidos. Madrid: Edinumen.
ORTEGA, P., 2014. “Educar es responder del otro”. En Pedro Ortega (Ed.), Colección Pedagogía de la Alteridad, Vol. 1, Colombia: Redipe y Editum, pp. 37-53.