¿PODEMOS HABLAR DE INNOVACIÓN EDUCATIVA?
UN BOSQUE DE DEFINICIONES Y CONCEPTOS
Antes de adentrarnos de lleno en el jardín de flores del Colegio Nuestra Señora de Gracia (Málaga), me gustaría dar un paseo por el bosque, en busca de algunas definiciones y conceptos que creo que es necesario que nos planteemos.
Si lo que nos compete es comprobar si la experiencia educativa que pasaremos a analizar es innovación educativa o no, la primera definición que cabe en este sentido es la propia de innovación educativa. La que propone Martínez-Bonafé (2008), es necesario que se encuentre entre estas líneas:
La innovación educativa es el deseo y la acción que mueven a un profesor, a una profesora o colectivo de profesores y profesoras, a intentar realizar mejoras en su práctica profesional, con la finalidad de conseguir la mejor y más amplia educación para sus alumnos y alumnas (p.79)
Podemos extraer de esta definición que la innovación educativa debe partir siempre de las ganas, los deseos y la acción del profesorado, que son ellos/as los/as que tienen en sus manos la llave y los/as que tienen el poder para abrir nuevos horizontes, para cambiar todo aquello que sobra en la educación y que está repercutiendo en unos aprendizajes sin sentido, unos aprendizajes sin valor de uso y sin enriquecimiento para el alumnado.
Esta definición conecta con todo lo que se deriva de innovación educativa, que iremos desglosando a lo largo del ensayo, y del papel que juega el profesorado en la misma. Por más que cambien las leyes, las políticas educativas, la escuela, etc., si el/a docente no impulsa el cambio, no cambia su manera de pensar, de actuar, de impartir clases, no podremos hablar nunca de innovación educativa.
El cambio educativo tiene que ver con un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, donde el/a profesor/a diseñe, cree y conecte los aprendizajes a los deseos, curiosidades e inquietudes del alumnado, favoreciendo la motivación de estos/as y de toda la comunidad educativa, la participación y la implicación de todos y todas en los procesos de enseñanza/aprendizaje. En palabras de Tonucci, la escuela “antes de ponerse a enseñar contenidos, debería pensarse a sí misma como un lugar que ofrezca una propuesta rica: un espacio placentero donde se escuche música en los recreos, que esté inundado de arte” (2008, p.2) y es el profesorado quien tiene el poder y, parafraseando a Melero, la obligación moral de hacer de la escuela un espacio placentero.
Si le sumamos al deseo de hacer mejor las cosas y de cambiar el sistema educativo la acción y comenzamos a trabajar en ello, obtendremos como finalidad la innovación educativa, el enriquecimiento de los sistemas educativos y el desarrollo y el crecimiento del alumnado y de sus procesos de enseñanza/aprendizaje. “La innovación es un proceso cultural con ritmos y formas de implicación diferentes, por lo que no se puede reducir a una acción puntual” (Martínez-Bonafé, 2008, p.80). Es un hecho progresivo y constante, decía Paulo Freire que somos andando, pues eso, comencemos a andar. Sigamos pues, nuestro paseo por el bosque en busca de un jardín de flores.
Además de conceptualizar el término de innovación educativa, también es oportuno que hagamos un descanso en nuestro paseo por el bosque para fijarnos en las funciones que tiene la escuela. Siguiendo apuntes de mis años de formación y la propuesta de Pérez Gómez, a modo de resumen y de puntos clave, podemos distinguir tres funciones de la escuela:
- Función Social, también llamada compensatoria o de justicia. Esta función debe de eliminar todas aquellas desigualdades o injusticias sociales. Compensación de desigualdades y justicia social.
- Función Socializadora, esta función tiene que ver con la personalidad heredada, con las normas sociales, los roles de género, la cultura, la religión, las costumbres. Integración social.
- Función Educadora, aquí hablamos de la personalidad construida. Esta función se encamina a crear o favorecer personas capaces de ser críticas, capaces de plantearse las creencias o las cuestiones de la sociedad. Conflicto cognitivo, con el objetivo de solucionar o asimilar una situación problemática de la vida diaria.
De las palabras de Martínez-Bonafé (2008), también se deducen todas estas funciones de la escuela, cuando afirma que “la educación es un proyecto social y cultural que requiere del diálogo, el acuerdo y la colaboración en un contexto social, cultural y organizativo complejo y contradictorio” (p.82). En este sentido podemos extraer el hecho social de la escuela al hablar de diálogo y acuerdo, el aspecto socializador cuando menciona el contexto cultural y la función educadora cuando habla de proyecto.
Viene bien que extraigamos aquí una cita de Tonucci (2008) donde explica o expresa, cuál es para él, el sentido que debe de tener la escuela:
Debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías, donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo (p.1)
Pensar que los/as docentes son los/as que tienen el saber y relegar el papel de los/as alumnos/as simplemente a tomar apuntes y a escuchar sin más, es abocarnos a un sinsentido y coartar todas sus alas investigadoras, en ese panorama educativo “el niño aprende a callarse y se calla toda la vida. Pierde curiosidad y actitud crítica” (Tonucci, 2008, p.2), o lo que es lo mismo, pierde toda posibilidad de desarrollo y de aprendizaje.
Los/as docentes deben de ser facilitadores/as, guía, un/a adulto/a que sepa escuchar y que se muestre con una actitud de curiosidad ante lo que dicen los/as alumnos/as, que sea capaz de proponer métodos y experiencias interesantes de aprendizaje, que encuentre las herramientas que despierten la motivación del alumnado y que proporcione aprendizajes con valor de uso para sus alumnos/as. Y en relación a esto y antes de finalizar nuestro paseo por el bosque y salir al encuentro del jardín de flores, nos queda una nueva parada, necesaria en nuestro camino; esta parada nos servirá para adentrarnos un poco en los tipos de profesorado. Basándonos en los apuntes de mis años de formación y en la clasificación de Felipe Trillo (1994), presentamos este esquema/resumen:
UN JARDÍN DE FLORES
Tras nuestro paseo por el bosque y después de haber hecho diferentes paradas en puntos que resultan de importancia antes de abordar esta experiencia, ahora cambiamos de escenario, no sabemos si podremos hablar de claro en el bosque, de pradera, de jardín o de desierto, pero intentaremos averiguarlo.
La experiencia educativa que nos compete es la que abordan o trabajan en el Colegio Nuestra Señora de Gracia (Málaga). Por contextualizar un poco, este colegio se encuentra en el barrio La Cruz Verde, uno de los barrios conflictivos de la ciudad de Málaga, es decir, una zona en grave riesgo de exclusión social. La realidad educativa que primaba en el colegio, un centro de compensatoria donde el profesorado entraba y se iba sin poner ni la más mínima intención en hacer que las cosas allí saliesen de la rutina de la exclusión social y tuviesen un mejor panorama, un mejor futuro. Había que hacer algo con aquel colegio, con aquellos/as niños/as y con aquel contexto que eran parte de esa realidad educativa.
Como todo lo que, a priori, parece bueno, siempre se empieza con un sueño, con una ilusión, con un deseo, como mencionaba al principio en la definición que traigo de innovación educativa de Martínez-Bonafé (2008). Un grupo de docentes, junto a sus ilusiones, sus ganas, sus voluntades y un sueño, sumaron fuerzas y se implicaron en un proyecto educativo con el objetivo de cambiar la realidad de este colegio y convertirlo en un lugar mejor. En este sentido, resulta interesante traer aquí la conceptualización de innovación educativa que encontramos en el blog “Principio de Incertidumbre-Innovación Educativa: No es oro todo lo que reluce”, de Manuel Fernández (2014):
La escuela tal y como la conocemos lleva, prácticamente inalterable, desde que se creó. Por lo tanto, debemos saber buscar, qué es lo que merece la pena cambiar en ella, acorde al desarrollo de conocimiento en nuestro ámbito, y llevar a la práctica esos cambios.
Como hemos comentado a lo largo de este ensayo, el cambio siempre debe de venir de la mano de los/as docentes, son ellos/as los/as que tienen la llave para abrir una nueva puerta en el sistema educativo, sistema que lleva estático prácticamente toda la vida y que necesita de ese proceso de cambio dirigido a la mejora y a la calidad de los procesos de enseñanza/aprendizaje. En este caso no bastaba con darle color al colegio, había que cambiar una realidad que había estado congelada durante demasiado tiempo y había que comprometerse de manera profesional y, sobre todo, de manera ética, con aquella realidad.
Este compromiso va de la mano de la función social de la escuela, esa función que menciono al principio y que tanto tiene que ver con la compensación de desigualdades y la justicia social. Y mucho más en este contexto donde los/as alumnos/as nunca habían sentido que ningún/a docente de verdad se implicase con ellos/as y donde las desigualdades sociales ya vienen impuestas desde fuera. Pero este compromiso social no se queda solo en el alumnado, sino que se extiende hasta las familias. La implicación de estas en la vida diaria del centro ha cambiado totalmente, ahora se sienten partícipes de la educación de sus hijos/as, se sienten importantes y necesarios/as en sus procesos de enseñanza/aprendizaje, se implican en los mismos, entran en el colegio y se comprometen con las actividades. El hecho de que el colegio ya no sea un búnker y ahora sus puertas sí estén abiertas, ha logrado que las relaciones familia-escuela sean favorables y exista la participación, la colaboración y la implicación de estas.
Esto de abrir las puertas del colegio, de hacer partícipes a la familia y a la comunidad educativa de los aprendizajes de los/as alumnos/as, de sacar las clases fuera del aula y fuera de los muros del centro, tiene todo que ver con el socioconstructivismo, esto es, el propio alumnado es el que construye su aprendizaje en colaboración con los demás, de manera cooperativa, en sociedad, como bien nos decía Vygotski.
Pero estos aprendizajes deben de tener un sentido, un por qué, tienen que ver con la “transformación de estructuras mentales, con modificar el modo en que una persona ve las cosas y que, por tanto, cambie y mejore la forma en que realiza una práctica —real y de su vida cotidiana” (Fernández, 2016, p.31), para que así podamos hablar de aprendizajes relevantes y significativos. Hecho que podemos apreciar en las actividades que se realizan dentro de los proyectos en el Colegio Nuestra Señora de Gracia, todas parten de proyectos de investigación que nacen de los intereses de los/as alumnos/as, lo que provoca que ellos/as le encuentren valor de uso a todo lo que hacen y de ahí su implicación y su motivación; sirvan de ejemplo:
- La primera creación artística colectiva con motivo de la inauguración del Museo Picasso. Creación que abrió el camino al cambio estético en el colegio.
- La exposición con elementos reciclados en la Plaza Miguel de los Reyes, donde los alumnos se responsabilizaron y se concienciaron con el cuidado del entorno.
- Lecturas de alumnos/as de cursos superiores a niño/as de menor edad.
- Compartir proyectos educativos entre los diferentes ciclos y niveles.
- El “Amigo Invisible”, donde cada clase le regala la decoración artística o literaria de una puerta a otra aula. No solo es la creación, es la investigación para la creación y la explicación/presentación al resto de compañeros/as.
Es el diseño de la actividad y el sentido que se le dé dentro del aula y dentro de nuestra comunidad y nuestro contexto, lo que hace que resulten atractivas y motivadoras para el alumnado, despertando así la motivación intrínseca de estos/as. Las actividades y propuestas educativas deben de estar conectadas con su realidad, con la práctica y con lo que a ellos/as les interese, de ahí la gran importancia que tienen las asambleas, donde todo se decide en comunidad y donde los/as alumnos/as pueden expresar todo aquello que quieren, sienten o les apetece compartir con el grupo, siendo el punto de partida de todos aquellos proyectos que se vayan a acometer.
“El conocimiento se construye activamente por el aprendiz, no se recibe pasivamente desde el exterior. El aprendizaje relevante del conocimiento implica la actividad del aprendiz” (Pérez Gómez, 2008, p.70, en Fernández, 2016, p.33). Podemos volver a mencionar aquí a Vygotski cuando hablaba de la Zona de Desarrollo Próximo, esto es, la distancia entre el nivel real de desarrollo (conseguido por el propio individuo) y el nivel de desarrollo potencial (lo que el sujeto puede alcanzar con la ayuda de alguien); o el concepto de andamiaje muy utilizado en educación y que hace referencia al conjunto de orientaciones, ayuda e información que reciben los/as alumnos/as en sus proceso de enseñanza/aprendizaje por parte del profesorado.
¿Por qué menciono todo esto? Pues porque es esencial tenerlo en cuenta para entender las funciones o el papel que tiene el profesorado dentro del Colegio Nuestra Señora de Gracia y que se relaciona profundamente con lo que hablábamos anteriormente del aprendizaje. Se trata de profesionales que están para facilitar la formación de sus alumnos/as, que les sirven de guía, de apoyo, profesionales que se preocupan por su propia formación constante y de calidad, que saben orientar a sus alumnos/as hacia aprendizajes y contenidos que resulten significativos y relevantes para ellos/as, profesionales capaces de activar y reactivar (no pasemos por alto que se trataba de alumnos/as que habían estado olvidados y, por ende, dormidos durante años) la motivación y las ganas de su alumnado. “La clave de la calidad, por encima de todos los recursos del mundo, está en la calidad del docente. El mejor docente en el peor de los contextos hace maravillas” (Murillo, 2014, p.2, en Fernández, 2016, p.37). Estos docentes, en un contexto que a priori era hostil y que estaba totalmente desganado, gracias a su calidad y su compromiso, fueron capaces de cambiar la nefasta realidad educativa de este centro y convertirla en un sitio agradable, feliz y maravilloso. No es fácil, llegar a un contexto así y plantear un proyecto tan diferente a todo lo que anteriormente se había trabajado en este colegio, no es fácil. Se necesita de mucha implicación, de mucho trabajo duro y, como hemos dicho anteriormente, de mucha formación y de mucha calidad docente para que funcione.
Cambiar las cosas, las metodologías, el currículum, las actividades que se plantean, el papel del profesorado y del alumnado, la concepción del aprendizaje, la relación y la participación con y de las familias, etc., es un proceso largo y continuado en el tiempo, pero como hablábamos, la innovación educativa requiere de todo esto, de procesos, de cambios en la manera de hacer las cosas, de participación e implicación de todos los agentes educativos, de aprendizajes relevantes y significativos. Y en este caso todo esto fue posible gracias al deseo inicial de un equipo de docentes que consiguió que la realidad educativa del Colegio Nuestra Señora de Gracia cambiara, implicando a las familias, promoviendo una construcción del aprendizaje de manera significativa y relevante por parte del alumno/a y que tuviese valor de uso para estos/as, proponiendo actividades capaces de activar la motivación intrínseca del alumnado. Un proyecto comunitario que posibilitó la mejora de todo y de todos/as, donde pueden sentirse importantes y parte necesaria de la comunidad, para implicarse en ella y así poder cambiar las cosas.
Nada mejor que haber convertido un lugar seco, con olor a rancio y a humedad, frío y triste, en un lugar cálido, con olor a felicidad y a alegría, con muchos colores… Un jardín de flores.
A LA ORILLA DE UN RIACHUELO TRANQUILO
Y ahora que salimos un momento de nuestro jardín, vamos a sentarnos a la orilla de un riachuelo tranquilo, para mirar desde aquí, ayudados por el sonido tranquilo y relajante del agua, al Colegio Nuestra Señora de Gracia e intentar concluir con algunas reflexiones.
Un profesorado que busque y rasque en las emociones del alumnado, en sus intereses, en su curiosidad, será capaz de convertir el camino del aprendizaje en algo que les despierte las ganas. Será capaz de construir un mundo de posibilidades donde solo había desgana y poca o ninguna motivación. Es este el camino, es esta la reforma que necesita el sistema educativo para que podamos hablar de innovación, para que podamos decir que nuestros/as alumnos/as son gente preparada, capaces de pensar por ellos mismos/as, capaces de encontrar soluciones a los problemas.
“Los profesores que abordan la problemática del desarrollo del currículum desde una racionalidad crítica, si algo tienen claro, es que lo que da forma y sustancia al estilo crítico es la idea de una comunidad, participativa y democrática, dedicada a reflexionar sobre sí misma, y comprometida con el desarrollo de la educación” (Alonso, 1994, p.73).
Innovar no es llenar las aulas de recursos digitales o de intentar implantar metodologías de otros lugares, innovar es plantar el germen de la ilusión y las ganas y trabajar para que germine y florezca con fuerza. Trabajar para que donde solo había un paisaje árido y frío se convierta en un lugar cálido, con mucha vegetación, agradable, que nos invite a entrar y que nos provoque ganas de quedarnos, para pasear en él, para aprender de él y con él. Un lugar, un sistema educativo, que sea capaz de hacernos felices y que sea capaz de hacernos crecer. Tal y como nos expresa Fernández (2016), para poder decir si una experiencia educativa es innovadora o no es necesario que valoremos tres aspectos fundamentales:
- Que el propósito de mejora que se emprende realmente suponga una mejora.
- Que los cambios tengan relación con las finalidades de todos/as.
- Que las actividades sean coherentes.
Tanto las actividades, como los estímulos, como las finalidades, como la propuesta que se realizan en este centro son coherentes con la realidad y la comunidad donde se desarrollan. Las actividades ya no están dirigidas a una calificación sin sentido, sino que lo que prima es el proyecto de investigación, los aprendizajes relevantes y significativos que se dan, el trabajo colaborativo y cooperativo, la interacción y la participación de las familias, las posibilidades de respuesta a los problemas que surgen.
Por lo que desde la calma que nos brinda el ronroneo del agua y tras haber conceptualizado la temática que nos compete y haber analizado la realidad y el proyecto educativo del Colegio Nuestra Señora de Gracia, podemos decir que sí se trata de una experiencia educativa innovadora. Y como punto final de este escrito, me gustaría cerrar con algunos elementos clave y que resumen a la perfección todo lo expuesto aquí referente a la innovación educativa y que podemos encontrarlos mucho mejor desarrollados y explicados en Alcaraz (2016):
- El aprendizaje debe darse vinculado a la experiencia.
- Se acaba con los muros, las puertas cerradas, la rigidez de horarios, grupos, materiales y espacios.
- El libro de textos ya no es el protagonista del aula. Existen otros muchos recursos.
- La diversidad es fuente de riqueza.
- La escuela prepara para la vida porque ella misma es vida.
- Uso significativo y relevante de las nuevas tecnologías.
- El deseo de la comunidad es lo que mueve a la motivación y, por lo tanto, al aprendizaje.
- El error como fuente del aprendizaje.
- La democracia se aprende practicando.
- Somos seres sociales y emocionales, esto debe estar siempre presente.
- No existirá ningún cambio en el proceso educativo sin que se den grandes dosis de reflexión.
Ojalá esta fuese la realidad educativa que imperase en nuestra sociedad. Ojalá todos los sistemas educativos se centrasen en preparar a alumnos/as libres, felices, capaces de pensar por sí solos/as, capaces de resolver problemas, porque cuentan con las herramientas necesarias. Alumnos/as democráticos, comprometidos y que se sienten parte esencial de la sociedad en la que viven y con el compromiso de vivir y actuar en comunidad.
Referencias (utilice referencias con formato APA; consulte los ejemplos a continuación)
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Alcaraz, N. y Fernández, M. (2019/2020). Apuntes de la asignatura Innovación Pedagógica en la Era Digital. Universidad de Málaga: Máster en Psicopedagogía.
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Fernández, M. (24 de Febrero de 2014). Principio de Incertidumbre-Innovación Educativa: No es oro todo lo que reluce. Obtenido de Principio de Incertidumbre: https://blog.manuelfnavas.es/2014/02/24/innovacion-educativa-y-otros-mitos/
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