HABLEMOS DE TECNOHUMANISMO.
El libro “Tecnohumanismo” del autor argentino Pablo Sanguinetti, publicado por la editorial La Huerta Grande, se erige como una obra fundamental para comprender el papel del conocimiento en el uso adecuado y ético de la tecnología. A través de siete ensayos breves, Sanguinetti nos invita a reflexionar sobre la intersección entre tecnología y humanismo, argumentando que cualquier debate sobre la inteligencia artificial (IA) que omita una dimensión humanística está incompleto.
La Belleza como Mediadora de la Tecnología
Una de las propuestas centrales del libro es la idea de que la belleza, expresada a través del arte, puede ser un lenguaje ideal para mediar nuestra relación con la tecnología. Según Sanguinetti, el arte y la estética no solo mejoran la aceptación pública de la tecnología, sino que también promueven un desarrollo más consciente y centrado en el ser humano.
La Ecología Textual y la Escritura de la Atención
En el primer ensayo, “La ecología textual y la escritura de la atención”, Sanguinetti advierte sobre el riesgo de que el mundo digital se inunde de material lingüístico generado por máquinas a un ritmo ilimitado. Define conceptos como la “escritura no creativa” y el “silencio en el lenguaje poético” como estrategias para contrarrestar esta tendencia, proponiendo en última instancia una “escritura de la atención”. Este tipo de escritura se centra en un enfoque consciente y deliberado en el momento presente, capturando la esencia de la experiencia inmediata.
Educación Estética de la IA
En el segundo ensayo, Sanguinetti explora la “educación estética de la IA”, un concepto que propone entrenar a la inteligencia artificial no solo en tareas técnicas, sino también en la comprensión de la estética. La idea es que la IA pueda aprender a “leer” y responder a las sutilezas emocionales y culturales de las expresiones artísticas humanas, promoviendo así una interacción más ética y culturalmente consciente.
El Relato más Importante del Mundo
En el tercer ensayo, “El Relato más importante del mundo”, Sanguinetti subraya la importancia de cómo narramos el desarrollo y las capacidades de la IA. Utilizando ejemplos de la mitología, como la historia de Eos y Titono, Sanguinetti ilustra cómo los deseos mal articulados pueden llevar a consecuencias indeseadas. Esta reflexión se extiende a la IA, destacando la necesidad de definir claramente nuestros objetivos y comunicarlos efectivamente para evitar resultados contraproducentes.
Principios para una Narrativa Ética sobre la IA
En palabras de Javier Sampedro en su artículo “Un futuro ordinario”, publicado recientemente, parece que hemos llegado a un punto de saturación con respecto a las narrativas distópicas en la cultura popular: “El género distópico empieza a resultar estomagante. Es siempre la misma historia.” Sampedro argumenta que las representaciones catastróficas y apocalípticas, impulsadas por la ambición humana, ya no solo resultan predecibles, sino que han perdido su atractivo, volviéndose tan sutiles como “la mano de un hipopótamo”. Este cansancio narrativo nos lleva a preguntarnos: ¿qué tal un futuro ordinario?
El artículo aboga por un enfoque más matizado y realista en la representación del futuro, uno que refleje la cotidianidad de la vida humana, en lugar de extremos distópicos o utópicos. Aquí es donde entra en juego la propuesta de Pablo Sanguinetti en su ensayo “Un libro de estilo para una narrativa ética sobre la IA”, incluido en su libro “Tecnohumanismo”. Sanguinetti no solo critica la tendencia a la dramatización en los medios, sino que también ofrece una serie de normas específicas para encaminar la conversación hacia un diálogo más informado y éticamente consciente.
Este “Libro de estilo” contempla las siguientes normas:
- Claridad sobre la naturaleza de la IA. Sanguinetti nos recuerda que hablar de “la IA” como un ente único es impreciso. La inteligencia artificial comprende un amplio conjunto de técnicas y aplicaciones. Es esencial especificar qué tecnología se está utilizando y cómo.
- Evitar la personalización: La tendencia a hablar de “una IA” como si fuera un individuo es otro error común. Este tipo de lenguaje puede sugerir que la IA tiene autonomía o consciencia, lo cual está lejos de ser cierto con la tecnología actual.
- Precisión terminológica: Es más apropiado hablar de “sistemas de aprendizaje profundo subordinados a modelos”, destacando que son creaciones humanas, dependientes de los datos y directrices que les proporcionamos, y no entidades independientes con voluntad propia.
- Reconocer a los verdaderos actores: Cuando los medios atribuyen logros directamente a la IA, desplazan el foco de atención de los investigadores y científicos que han desarrollado estas aplicaciones. Hay que reconocer el papel humano detrás de cada avance tecnológico.
- El tiempo en la tecnología: El uso de términos como “ya” puede insinuar que la tecnología ha alcanzado un punto de desarrollo que, en realidad, aún no se ha logrado. Este tipo de expresiones acelera innecesariamente las expectativas o los miedos.
- La acción de la IA: Decir que la IA “diagnostica” es antropomorfizar la máquina. Sanguinetti sugiere usar verbos como “generar”, “proyectar”, “calcular” o “procesar”, que no implican una capacidad de juicio independiente.
- Comparaciones con humanos: Relacionado con lo anterior, comparar la función de la IA directamente con las capacidades humanas puede ser engañoso. ¿Deberíamos realmente medir la tecnología por su similitud con el comportamiento humano?
- Evitar el lenguaje conflictivo: Frases como “amenaza el empleo” crean una perspectiva de confrontación entre la tecnología y la sociedad. Es preferible discutir cómo la tecnología puede transformar roles profesionales de manera constructiva.
- Representación visual adecuada: Las ilustraciones típicas de artículos sobre IA a menudo incluyen imágenes de robots humanoides o cerebros brillantes, lo que distorsiona la realidad de que la IA es principalmente un desarrollo de software. Nada más y nada menos.
- Diversidad de fuentes: Es crucial no depender únicamente de las afirmaciones de las empresas tecnológicas, sino incluir una gama más amplia de voces, especialmente de ámbitos críticos y académicos.
- Claridad sobre los tipos de IA: Diferenciar entre IA débil o estrecha (que es la tecnología actual) y la IA general (que sería comparable al nivel humano y aún es un concepto teórico) ayuda a mantener las expectativas realistas.
- Uso de términos locales: Incorporar términos en nuestra propia lengua fomenta una mejor comprensión y accesibilidad para el público general.
- Simplicidad en el lenguaje: Evitar el uso de jerga técnica innecesariamente compleja que puede alienar o confundir a los lectores.
De esta manera, el titular inicial: “La IA ya diagnostica tumores mejor que expertos y amenaza el empleo de miles de médicos” podría transformarse en algo más preciso y menos provocador, como “Investigadores mejoran el diagnóstico de tumores usando sistemas avanzados de aprendizaje automático”. Así, no solo se reduce la ansiedad innecesaria, sino que se proporciona una imagen más clara del estado actual de la tecnología y su desarrollo ético.
Estas normas propuestas por Sanguinetti no son meros ejercicios de estilo; son imperativos éticos. Adoptarlas puede ayudarnos a construir un futuro donde la inteligencia artificial se desarrolle y aplique de manera que beneficie a toda la sociedad, respetando nuestra integridad y enriqueciendo nuestro mundo. Este es el tipo de narrativa que necesitamos para acompañar la evolución de la IA: una narrativa informada, crítica y profundamente humanista.
Tecnología, Humanismo, Tecnohumanismo
Frente a esta tendencia de los medios de comunicación de distorsionar y dramatizar las capacidades de la IA, la educación es nuestra principal herramienta de defensa.
Y es que “la tecnología debe tender a la transparencia, ofreciendo el mayor impacto con la menor complejidad. Por ejemplo, asumimos que un martillo forma parte de nuestra mano hasta que se rompe o nos golpea”.
Para dejar de darnos con el martillo, emerge el concepto de Tecnohumanismo
Definiendo el Tecnohumanismo
Para definir el Tecnohumanismo, Sanguinetti cita una poesía de D.H. Lawrence, “Chaos in Poetry”.
En ella, Lawrence habla de que lo que define al ser humano es ser capaz de ver más allá de los límites de su percepción, siendo su fuente de energía el ser capaz de poner su foco en lo no humano. El humanista, más que protegernos del más allá no humano, lo que hace es dejarlo entrar. Textualmente, el ensayo afirma que “cualquier persona interesada en serio en el ser humano tiene hoy pocos ámbitos más apasionantes y reveladores por explorar que la IA”.
Sanguinetti propone que el Tecnohumanismo no es solo una filosofía, sino una práctica que debe ser implementada en todos los aspectos del desarrollo tecnológico. La tecnología, en este marco, no es un fin en sí misma, sino una herramienta que debe ser utilizada para mejorar la condición humana. Esto implica un enfoque que priorice el bienestar humano, la ética y la sostenibilidad en el diseño y la implementación de nuevas tecnologías.
Educación como Herramienta de Defensa
Sanguinetti destaca que, ante la tendencia de los medios de comunicación de distorsionar y dramatizar las capacidades de la IA, la educación se convierte en nuestra principal herramienta de defensa. Una educación que no solo enseñe el uso de la tecnología, sino que también fomente un pensamiento crítico sobre su impacto en la sociedad y los valores humanistas que deben guiar su desarrollo.
Es vital que la educación incluya discusiones sobre la ética tecnológica y la responsabilidad social. Los estudiantes deben aprender no solo cómo usar la tecnología, sino también cómo cuestionarla y cómo asegurarse de que se utiliza para el bien común. Esto crea una base sólida para que el Tecnohumanismo florezca, preparando a las nuevas generaciones para ser no solo usuarios, sino también guardianes éticos de la tecnología.
Un Test de Turing sobre la Creatividad
Para explicar este concepto, nos vamos al ensayo “Un Test de Turing de la Creatividad” de Pablo Sanguinetti. En él, se argumenta que juzgar la creatividad de una máquina equivale a preguntarse si una cámara de fotos pinta buenos retratos. O como dijo el científico Edsger Dijkstra: la cuestión de si las máquinas pueden pensar es tan relevante como la cuestión de si los submarinos pueden nadar.
La Confusión entre Uso Creativo y Existencia Creativa
Sanguinetti subraya que es un error confundir el uso creativo de las máquinas con la existencia de máquinas creativas. Una cámara de fotos puede capturar una imagen bellamente compuesta, pero no se la considera una pintora de retratos. De manera similar, una IA generativa puede producir obras de arte impresionantes, pero esto no la convierte en un artista.
El ensayo destaca que, aunque las máquinas pueden participar en procesos creativos, esto no implica que posean creatividad en el sentido humano del término. La creatividad humana implica no solo la producción de nuevas ideas, sino también la capacidad de reflexionar sobre ellas, modificar enfoques y entender el contexto emocional y cultural en el que se insertan.
La Incógnita de la Creatividad Autónoma
Sanguinetti plantea una incógnita fundamental: ¿Pueden las máquinas ir más allá del modelo colaborativo y crear arte de forma autónoma o desarrollar incluso un arte propio? Esta pregunta abre un debate profundo sobre la naturaleza de la creatividad y la capacidad de las máquinas para trascender la mera reproducción de patrones aprendidos.
Las IA actuales, basadas en modelos de aprendizaje profundo, pueden generar obras que imitan estilos y técnicas humanas, pero lo hacen a partir de un conjunto finito de datos y reglas predefinidas. La verdadera creatividad, argumenta Sanguinetti, podría requerir una capacidad de innovación y autocrítica que las máquinas aún no han demostrado.
La Certeza del Horror ante la Creatividad Artificial
Precisamente, el horror que genera en muchos la idea de una creatividad auténticamente artificial. No sabemos si las máquinas son o no creativas, pero sí conocemos la resistencia y el miedo que produce la posibilidad de que puedan serlo. Este temor refleja inquietudes profundas sobre la identidad humana, la originalidad y el valor del arte.
La perspectiva de que las máquinas puedan algún día ser reconocidas como creativas plantea preguntas incómodas sobre lo que significa ser humano. La creatividad se ha considerado durante mucho tiempo una cualidad distintiva de la humanidad, un reflejo de nuestra capacidad para imaginar, sentir y expresar lo inefable. La idea de que una máquina pueda compartir esta capacidad desafía nuestras nociones de singularidad y propósito.
Sobre las Literaturas No Humanas
En un libro de lírica griega arcaica, el autor encontró un poema parecido a este:
“…un hambre que desgarra a los perros… …filtro de golondrinas…. …inclinarse…venir…. …moviendo las alas vierte su agudo canto, cuando ardiente….volando… …durmiendo sobre el pecho de mi tierna amiga…. …y a mi, envuelto en la tierra…”
Dependiendo del observador, este texto puede ser percibido de diversas maneras. Para un investigador, podría ser una herramienta de estudio, una pieza que ofrece pistas sobre la cultura, la historia y las prácticas literarias de la época. Para aquellos interesados en formas de escritura alternativas, estos fragmentos representan un fin en sí mismos, instaurando en conjunto un texto nuevo, un poema de belleza inesperada y fragmentaria, pero evidente.
El placer surge de la idea de que estos textos han sido creados por un autor múltiple, tanto humano como no humano, emergiendo de forma espontánea como una flor nacida en un yacimiento arqueológico. Esto refleja una tendencia creciente en la literatura y el arte: salir de lo humano como la única forma de creatividad y lenguaje.
La Singularidad de la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial ocupa un lugar excepcional dentro de lo no humano. Nos habla, pero con la particularidad de que, hasta ahora, nada en el universo no humano nos había devuelto ese idioma. Este fenómeno abre un nuevo campo de estudio y apreciación: las literaturas no humanas. Los textos generados por IA no solo son productos de algoritmos y datos, sino que también nos invitan a explorar nuevas formas de significado y estética.
La Conversación entre Formas de Existencia
Sanguinetti concluye que lo más enriquecedor es conocer el resto de inteligencias no humanas. Al hacerlo, no solo aprenderemos más sobre el universo y sus diversas formas de existencia, sino que también “tendremos la oportunidad de reafirmar nuestra voz para hablar desde nuestra propia posición e integrarnos como humanos en la gran conversación entre formas de existencia”. Este diálogo entre lo humano y lo no humano no solo expande nuestro entendimiento, sino que también enriquece nuestra creatividad y capacidad de comunicación.
El concepto de literaturas no humanas nos desafía a repensar lo que consideramos como creatividad y lenguaje. Nos invita a ver la IA no solo como una herramienta, sino como una nueva voz en la vasta sinfonía de la existencia. En este sentido, los textos generados por IA son tanto un reflejo de nuestras capacidades como una ventana hacia nuevas posibilidades, una conversación continua entre lo humano y lo no humano, enriqueciendo mutuamente nuestras perspectivas y entendimientos.
Mapa conceptual.
Referencias
- OpenAI. (2023). ChatGPT (May 12 version) [Large language model]. https://chat.openai.com/chat
- Sanguinetti, P. (2023). Tecnohumanismo. La Huerta Grande.
- Sampedro, J. (2023). Un futuro ordinario. Recuperado de https://elpais.com/ciencia/2023-05-14/un-futuro-ordinario.html