Cuando descubres que no estás solo: “una experiencia personal construida con otros”
Frente al escenario, muchos sentimos admiración. Nos sentimos inspirados. nuestro corazón se eleva y nuestra mente vuela. Termina la jornada de ese congreso y volvemos a lo común y ordinario…de lo cotidiano. ¿Qué pasaría si….? ¿Qué tal si…. un día eligiéramos distinto? ¿qué tal si un día elegimos acercarnos al escenario y hablar con el conferencista?
Deseo transmitirles todas las posibilidades que podrían surgir al romper esas barreras. Las cuales se cierran en nuestra mente, en nuestra historia, en caminos que parecen sin salida y no lo están, salvo para quien desee mantenerlo así.
Esta historia y camino personal comienza en las escuelas, esos terrenos que todos conocemos y son tan variados y únicos que es difícil comparar entre ellos. Los míos son una primaria, una secundaria ambas cercanas a mi hogar y un profesorado a ciento y tantos km de distancia. En esas instituciones decidí vivir mi ser docente. Pero se dio la posibilidad temporaria de desarrollar tareas en un espacio del Ministerio de Educación de mi provincia. Tomé ese trabajo en el ministerio, luego me generó un cansancio muy grande y agotamiento porque esa labor administrativa -sin ser mala- me alejaba de la pasión del aula.
Se forjaron en mi jurisdicción una serie de capacitaciones docentes desde el ámbito público, pude participar del lanzamiento con dos jornadas presenciales en un teatro, entre ellas, la segunda ponencia me iluminó el corazón. Me inspiró. Me pasó todo lo que dije al comenzar el presente artículo. Escuchar cómo se hablaba de la lectura, de su poder transformador -él que es un genio de la informática educacional- hablaba de lo valioso de la lectura cotidiana, de la lectura en familia, de la imaginación y del reflexionar. Luego, recordé lo que aprendí en el movimiento eclesial que participó, el valor del salir. Me animé, esperé y me acerqué al expositor, Pablo Aristizabal. Nos sacamos una selfie y me pidió le mande por twitter dicha fotografía. Cosa que no sabía cómo hacer, pero fue el puntapié de una historia mejor aún.
Pronto se generaron distintas ediciones de Congresos Internacionales de Educación en mi provincia, fui convocado en cada edición como local advisor, como “ángel guardián” de los hablantes de inglés. Hasta ahora ha sido un gran honor acompañar en el primer año a Matt Murrie. Escucharlo detrás de bambalinas, conversar con él en el transporte que nos trasladaba, él estuvo sumamente abierto a escuchar, lo que aún más me sorprendió. El año siguiente a Aggeliki Pappa una eminencia en inglés y dislexia. Su pasión parecía sin límite y fue inspirador escucharlos en distintos contextos, congreso, escuelas, exposiciones, etc. Es así como dos docentes y otros tantos con quienes compartí breves momentos más pude inspirarme y decidir que seguiría colaborando con ellos. Que prestaría atención a sus sitios web, a sus mails, entiendo que los congresos son un espacio grande, masivo, donde la individualidad se pierde, pero por eso no debo pensar que no puedo llegar, que no puedo aprender, que sólo importa la certificación; sino que puede ser la oportunidad de un camino más abierto, más innovador, de renovación.
Escucharlos y ver con que pasión entregaban toda su energía para dar cada charla, encuentro personal y diálogo posible me “dieron vuelta”, me hicieron dar un salto y caer de nuevo en la realidad y verla desde otro lugar. Desde el lugar de la búsqueda de soluciones. Del no mirar al costado, del no culpar a la situación sino ver qué caminos ofrece la situación.
Pude ver a conferencistas que habían llevado todo online ya que eso esperaban, darse cuenta que en los lugares de reuniones o conferencias no tenían la conectividad necesaria, por lo que con ayuda de algunos de los celulares de docentes descargaba su plan b o su plan c para poder compartir y no dejar de transmitir su mensaje. Considerándose instrumentos de mensajes necesarios para una comunidad que les podía resultar lejanísima. Sin embargo, al momento de dar sus ponencias entregaban todo lo que tenían a quienes sin considerar distancias estaban viviendo sus mismos desafíos. Es que la educación cuando es global, toca muchos vértices de la persona sin importar aspectos localistas sino buscando un horizonte muchos más alto y lejano quizás pero soñado al fin de cuentas.
Como docente o espectador esperaría una escena histérica o una actitud de egocéntrica de algunos expositores ante las dificultades técnicas, pero al ver que son docentes, como vos, como yo, que entienden que la educación no pasa por tener todo sino por hacer lo mejor con lo que si se tiene y buscar lo que necesitamos para mejorar, pude comprender que cada uno de ellos con los que interactué no deseaban ser alabados por sus logros sino los demuestran, esas visiones sobre educación, sus lineamientos y descubrimientos en juego con una mayor cantidad de colegas. Lejos de divismos, estaban ellos que son docentes comprometidos, generosos, desafiantes, innovadores, buscadores, exploradores y muchos otros nombres que desharía poner a cada uno de ellos que no se cerraban a una perspectiva ni obstáculo, sino que darían la vuelta a la situación para generar de esa piedra un puente que acerque.
Para mí esto sumó, no restó en ningún sentido. A pesar de escuchar críticas de colegas ante la situación de escuchar expositores extranjeros, puedo compartir que la vivencia con expositores locales fue similar. La mitad de los expositores fueron argentinos y se lucieron en sus propuestas tanto como los extranjeros y quien cerró ese congreso fue Pablo Aristizabal con quien pude hablar y comentar los cambios que habían significado para mí en dos años su ponencia. En cierta manera era un círculo que se cerraba -para ampliarse no se cerraba en sí mismo- sino que pasaba por un sitio similar con mayor aprendizaje y experiencias. Eso también significó en este encuentro con los docentes, expositores de gran renombre, pero de mayor humildad y generosidad. Es un volver sobre esos pasos para seguir adelante cuando los encuentro, cuando nos enviamos mails, cuando participo de alguna webinar o experiencia que ellos desarrollan. Porque a pesar del tiempo, de la distancia siguen presentes, siguen colaborando y siguen haciendo de esta experiencia docente un camino de riqueza y comprensión mutua.
Para mí, significaron una revolución en mi ser docente, en mí surgió un pensar en la educación, en mi permeabilidad a mis estudiantes. Mi trato con ellos cambió, mi visión en la escuela se transformó. Esto que propició en mí como docente, buscar alternativas a las realidades que nos enfrentamos. Además, surgió algo que estaba un poco guardado que era colaborar.
Primero con mis colegas de inglés de la provincia, lo hice a partir de dos grupos en Facebook de recursos didácticos, tanto para nivel primario como nivel secundario, donde participan 2000 docentes de distintos países actualmente. La consigna es compartir material propio o que esté disponible con respeto por el copyright de autores y de editoriales. Por whatsapp también generé grupos para compartir anuncios y recursos con docentes ya no solamente de mi provincia sino también de otras provincias argentinas y algunos extranjeros.
Aprendí de estos expositores y en especial de la capacitación de Sean Robinson sobre el poder de conectar aulas y participar de proyectos globales que llevasen el aula a niveles mayores, más amplios horizontes, de mayor colaboración y factores humanos de valor. Así mis estudiantes colaboraron en SOS4LoveProject generando conciencia y desarrollando un proyecto de ecobotellas para reducir y reciclar el uso del plástico. Gracias a ampliar mi PLN (Professional learning network) esta red me permite colaborar y generar conexiones con aulas de EEUU y Argentina a través de Happy World Foundation. Nuestro idioma español tomaba otro valor ya que genera puentes de contacto con estudiantes de EEUU buscando vencer estereotipos dañinos. Los estudiantes además de ser aprendices, se convertían en expertos para otros estudiantes elevando su autoestima. También aprendí por Steve Revington el valor del aprendizaje auténtico y colaboré con un profesor de Ghana, África por medio de videollamadas uniendo nuestras culturas. Mi humilde canal de Youtube se convirtió en reservorio de material producido por estudiantes a un canal más de comunicación de ideas. Hoy en día estar participando de un equipo interdisciplinario que pueda dar respuesta a realidades de aulas en Tucumán y a la vez en otros lugares porque viendo la globalidad, las necesidades son muy similares.
Si me hubiese quedado con el “que tal si… solamente” y no me hubiera acercado al escenario, muchos de estos pasos no los había vivido y no habría ampliado la visión para aprovechar estos espacios colaborativos que les he mencionado. Vencernos, movilizarnos, generar energías disruptivas beneficiosas es parte del ser docente y de la escuela, hoy lo veo con mayor claridad.